Isaac Asimov
Ray Bradbury
Héctor G. Oesterheld
detodotecas
jueves, 19 de septiembre de 2013
Un extraño planeta… planeta… planeta… (Relato de ciencia ficción)
Un extraño planeta… planeta… planeta…
(Adaptación)
Héctor G. Oesterheld
Abril 15, 2032.
Hoy terminamos de instalar la base.
Godoy y su gente partieron en la cosmonave. Por fin me quedé
solo.
Fue un alivio verlos partir, ya Godoy me tenía cansado,
siempre sintiéndose el jefe, imponiendo siempre su voluntad. Al fin de cuentas,
quien se quedará en la base durante un mes soy yo y no él; soy yo quien debe
vivir y trabajar aquí.
La base ha quedado a medio arreglar, tengo muchísimo que hacer
todavía. Y tengo que aprenderme la rutina diaria de memoria, si me llego a
equivocar una sola vez, moriré en el acto. La atmósfera exterior tiene
demasiado contenido de gases tóxicos.
Seguiré mañana anotando
mis impresiones, ahora estoy demasiado cansado.
Abril 16
Lo que se llama un día inolvidable.
Salí bien de mañana; Me adapté en seguida al traje espacial,
no experimenté incomodidad ninguna, me muevo y respiro con toda libertad.
La luz azulada del
sol doble bañaba el valle donde está la base. La Roca Alta, que está detrás,
aparecía como brillante en medio de tanta luz.
Sí, Sigma 9 es un planeta maravilloso.
Me alejé bastante de la base, en dirección al
"bosque" que señaló el investigador Martínez.
Atravesé una especie de prado, cubierto por una vegetación
extraña, un verdadero colchón de tallos retorcidos, parecen lianas que
crecieran horizontalmente. Pasé junto a un arroyo, el agua humeaba; le medí
casi 34 grados. Había plantas de hojas anchas en las márgenes, otras que
parecían hongos, muy blancas. Más allá del arroyo pasé por la espesura de
arbustos "musicales" que encontró Martínez: es una planta de color
rojizo, con hojas muy pequeñas. Apenas uno las toca, emiten una serie de
sonidos extraños, en curiosa armonía. Ya cerca del "bosque" vi pasar
un verdadero enjambre de seres, no más grandes que avispas. En el borde del
"bosque" vi las plantas azules que también alcanzó a describir Martínez
en su informe: vi las "flores", son inmensas, impresiona verles los
pétalos ondulando constantemente. Confirmo la observación de Martínez: no había
viento alguno, pero los pétalos se movían sin cesar.
No penetré en el "bosque", la tentación era
grande, pero debo proceder con cuidado. Investigaré el prado y, recién después,
penetraré entre las "flores ondulantes".
Vi volar los "polípteros" que tanto impresionaron
a Martínez: no son más grandes que mariposas comunes y tienen varias de alas.
Encuentro correcto el nombre que les puso Martínez, "polípteros", o
sea "muchas alas".
Regresé a la base, tranquilamente. Una experiencia
inolvidable: ver el sol doble bastante alto en el horizonte, ver la hondonada
envuelta en la bruma azulada, con la Roca Alta cada vez más brillante. Es un
paisaje maravilloso.
Me felicito por haber
venido.
Todos trataron de disuadirme, me pusieron por delante, hasta
el cansancio, el ejemplo de lo ocurrido a Martínez, el observador anterior.
Ahora me alegra el no haberles hecho caso.
En Sigma 9 no hay nada peligroso, no hay ningún animal más
grande que un gato, no hay ninguna forma de vida inteligente. Godoy y su gente,
en todos los días que estuvieron aquí, exploraron una superficie enorme, sin
encontrar nada que pueda representar algún peligro.
El caso de Martínez fue muy extraño, porque era un científico con una gran personalidad. Pero vaya uno a saber qué
conflictos rugían en su mente cuando decidió venir a Sigma 9; si terminó
volviéndose loco habrá sido por algún problema anterior, no porque la vida en
Sigma 9 se le hiciera insoportable, o porque algo lo aterrorizara hasta
privarlo de sus facultades mentales. La misma forma de locura prueba que Sigma
9 no tuvo mucho que ver: parece que Martínez cuando fue encontrado por la
Expedición de Relevo no hacía más que repetir la misma frase: "Desde la
cima de la Roca Alta, la hondonada parece un mar de brumas, un mar de sombras
multicolores, transparentes...". La repetía sin cesar, "Desde la cima
de la Roca Alta, la hondonada parece un mar de brumas, un mar de sombras
multicolores, transparentes...". Y no hubo forma de hacerlo callar, ni de
hacerle decir otra cosa...
Peor para Martínez si no pudo adaptarse: Sigma 9 es un
planeta ideal para un naturalista. Hay tantas nuevas formas de vida aquí que
uno no sabe por dónde empezar, es un verdadero paraíso.
Abril 17
Un día agotador.
Desde temprano no hago más que cazar pequeños animales, no
más grandes que insectos; los cazo y los pongo en el frasco con alcohol.
Prácticamente sin alejarme de la base, he llenado más de
diez frascos, todos con formas de vida diferentes. Cacé también un políptero,
uno de esos animales parecidos a mariposas, mejor dicho, se cazó solo:
prácticamente se metió por sí mismo en el frasco con alcohol.
Ha sido un día extenuante, es tal la variedad de seres, tan
extraño aparece todo, que estoy como deslumbrado.
¿Estaré en el umbral de algún gran descubrimiento
científico? ¿Aquí, en Sigma 9, no terminaré por encontrar la clave al secreto
de la evolución de la vida en el universo?
Darwin hizo un largo viaje por medio mundo y de sus
observaciones extrajo las bases para su célebre teoría de la evolución.
¿Llegaré yo a algo parecido?
No, no soy quién para aspirar a tanto. Quizá Martínez pudo
hacerlo, él era un hombre brillante. A propósito, ¿qué le habrá ocurrido a
Martínez? ¿Cuál será el motivo de su locura?
Me cuesta creer que la soledad lo derrotara, Martínez era un
verdadero naturalista, y en un lugar como éste, un hombre de ciencia no puede
sentirse solo nunca. Es tanto lo que hay que hacer aquí, es tanto lo que hay
que observar.
Para un hombre cualquiera, todo esto sería muy extraño, lo
admito. El día con el sol doble, las noches con esas tres lunas que producen
sombras tan cambiantes, las plantas, los animales tan distintos a todo lo que
uno ha conocido. Sí, para un hombre cualquiera este planeta sería algo insoportable.
Pero no para un hombre como Martínez.
Pero me sigo preguntando ¿por qué habrá terminado así?
Francamente, no lo
entiendo...
Abril 18
Hoy no salí de la base: me he quedado ordenando todo el
material que recolecté ayer.
El día se me ha pasado volando por Culpa del políptero.
Creí que el alcohol del frasco lo mataría, igual que a todos
los otros animales que recolecté.
Pero no, el políptero quedó bien vivo, tanto que, durante la
noche, se comió a todos los otros animales que compartían con él el frasco.
No he visto nunca un animal semejante, la suerte me ha
puesto delante de un ser verdaderamente único: no creo que haya otro animal
como él. Su tamaño crece de un minuto a otro.
Pero mejor me desentiendo
un poco del políptero; tengo otras muchas cosas que hacer. Debo controlar los
aparatos y preparar la rutina para
mañana.
Abril 19
Otra vez el políptero. Ya dije ayer que estaba delante de un
animal increíble. De hecho pienso que es el animal más sensacional que he visto
en mi vida.
Dormía todavía cuando me despertó un zumbido. Era el
políptero que había roto el frasco. Y estaba volando cerca de mi cama.
Había crecido tanto durante la noche, que terminó por romper
el vidrio.
Resolví dejar de lado totalmente el programa de trabajos,
para dedicarme de lleno al estudio del políptero.
Me fue fácil atraparlo y ponerlo bajo el microscopio.
No se parecía a ningún insecto de los que existen en la
Tierra. El cuerpo de los polípteros está recubierto por una especie de piel.
Empecé a examinarle la boca, es pequeña, sin aguijón, con
mandíbulas como pinzas.
Traté de hacerle abrir la boca para observarla mejor, le
introduje con cuidado un palillo, Y entonces ocurrió algo inesperado.
Cerró las pinzas atrapando el palillo y, con un movimiento
de la cabeza, me lo quitó de la mano. Sí, me lo quitó de la mano. Aquella boca
tenía una fuerza increíble.
Traté de sujetarlo, pero fue imposible, terminó por
soltarse.
Me quedó en los dedos un polvillo parecido al que deja una
mariposa terrestre. Sólo que era un polvillo color plomo.
Esto sí que es extraordinario. Dije que el políptero era
sensacional, pero me quedé corto.
A los pocos minutos otro ruido me llamó la atención. Era el
políptero. O mejor dicho, los polípteros. Porque ahora había por lo menos ocho
o diez polípteros, todos iguales, revoloteándome alrededor...
Por increíble que parezca, el políptero se había reproducido
en un breve lapso.
Por suerte no es peligroso, no tiene órgano alguno con que
atacar. La boca, aunque tan poderosa, es pequeña y no podría lastimar aunque se
lo propusiera.
La mancha color plomo que me dejaron en los dedos las alas
del políptero se ha extendido hasta toda la mano, llega ya a la muñeca.
Es algo curioso, no lo entiendo, pero... ¿qué importa? Los
polípteros son inofensivos, yo lo he comprobado...
Pero si cada uno de los ocho polípteros que ahora revolotean
se multiplica por otros ocho..., tendré pronto sesenta y cuatro polípteros... y
para mañana tendré una multitud.
Demasiados polípteros... Me consumirán el aire. Debería
matarlos, debería fumigarlos.
Pero no, sería demasiado trabajo...
Lo haré mañana, estoy muy pero muy cansado. Mañana mataré a
los polípteros...
Abril 20
Suerte que no maté a los polípteros. Durante la noche, por
suerte, no se han multiplicado.
Esta mañana salí de la base y todos los polípteros salieron
conmigo, y se dispersaron.
Otro día cazaré algún otro políptero y me pondré a
estudiarlo.
Curioso, hoy no he tenido ganas de trabajar. No sé qué me
pasa, pero veo lo que me rodea, toda esta maravilla y no siento ningún deseo de
estudiarla... Sólo pienso en quedarme quieto, mirando el paisaje.
Subí a la Roca Alta, la roca que está detrás de la base, la roca
que brilla con la luz azulada del sol doble de Sigma 9...
Toda la hondonada se extendía allá abajo; desde la cima de
la Roca Alta, la hondonada parece un mar de brumas, un mar de sombras
multicolores, transparentes...
¿Dónde he oído esa frase?
Ya me acuerdo: era la frase que Martínez, mi antecesor en el
puesto, repetía y repetía cuando lo encontraron.
Desde la cima de la Roca Alta, la hondonada parece un mar de
brumas, un mar de sombras multicolores, transparentes...
¿Me estará por pasar a mí algo semejante? Vamos, Carlos, me
dije, no vale la pena pensar... ¿Para qué pensar?
La mancha plomiza, que ocupaba mi mano, se ha extendido por
todo el brazo, me llega casi hasta el hombro.
Pero... ¿Qué importa? ¡Es tan hermoso lo que se ve desde
aquí, desde la Roca Alta!
Desde la cima de la Roca Alta la hondonada parece un mar de
brumas, un mar de sombras multicolores, transparentes...
Qué bello es todo!
Desde la cima de la Roca
Alta la hondonada parece un mar de brumas, un mar de sombras multicolores,
transparentes...
Mayo 28, 2032
Hasta aquí llega el diario de Carlos López.
Nuestra expedición de relevo llegó de acuerdo con el
programa establecido. Descendimos junto a la base, pero López no vino a
recibirnos.
Entramos a la base y
encontramos un gran desorden: restos de comida, todos los aparatos encendidos,
frascos rotos, papeles desparramados. Y, por todas partes, cubriéndolo todo
había una especie de polvo muy fino, color plomo.
Buscamos a Carlos López y lo encontramos en la cima de la
Roca Alta.
Nos saludó, muy contento, vino a nuestro encuentro. Murmurando
algo, como si rezara:
—Desde la cima de la Roca Alta la hondonada parece un mar de
brumas, un mar de sombras multicolores, transparentes...
Repetía una y otra vez esa frase.
Recordé lo ocurrido a Martínez. Sin duda López está afectado
por la misma forma de locura.
Por ello podemos confirmar que Sigma 9 no es apto para la colonización
humana: debe haber aquí alguna forma de radiación, que afecta de manera muy
profunda la capacidad mental de los seres humanos.
Deberíamos emprender el regreso ahora mismo, pero la
cosmonave tiene algunas averías y nos tendremos que quedar varias horas para
repararla. Además, bien nos merecemos un descanso luego de tantos días de
viajar por el espacio...
Mañana regresaremos...
Mayo 29
Escribo desde la cima de la Roca Alta. Subí hasta aquí para
convencer a López de que se venga con nosotros.
Tengo las manos cubiertas de ese polvo color plomo; a mis
compañeros les pasa lo mismo. Y a López el polvo ya le cubre los dos brazos.
Subí apurado, porque debemos irnos urgentemente, pero ya se
me fue el apuro. Ahora miro el paisaje.
¡Es tan hermoso lo que se ve desde aquí arriba...!
Desde la cima de la Roca Alta, la hondonada parece un mar de
brumas, un mar de sombras multicolores, transparentes...
Desde la cima de la Roca Alta, la hondonada parece un mar de
brumas, un mar de sombras multicolores, transparentes...
Desde la cima de la Roca
Alta, la hondonada parece un mar de brumas, un mar de sombras multicolores,
transparentes...
miércoles, 18 de septiembre de 2013
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